sábado, 27 de mayo de 2017

Álvaro Scaramelli, presidente de la Sociedad de Autores e Intérpretes Musicales (SCD): “Lo que pasa es que el músico de pronto se echa esperando que alguien lo descubra”.

Por Jorge Ochoa Bugueño 

Editor Periódico Informarte 

De paso por Antofagasta, donde la SCD realizó una charla para músicos locales, sobre gestión de proyectos culturales, en el Centro Cultural Estación Antofagasta, el presidente de la agrupación, el reconocido cantautor nacional Álvaro Scaramelli, conversó con Periódico Informarte y fue claro y directo a la hora de señalar las falencias que impiden a los músicos alcanzar sus metas en la actualidad. 

Periódico Informarte: ¿Qué actividad se encuentran realizando en la ciudad? 

Álvaro Scaramelli: En estos momentos hay una charla de gestión de proyectos, principalmente enseñándole a los músicos jóvenes de Antofagasta, cómo presentar bien sus proyectos para los fondos concursables del Consejo, en el área de la música, porque muchas veces los proyectos se caen no porque no tengan un buen proyecto o un buen producto, sino porque está mal elaborado el proyecto en sí. Entonces los músicos de alguna manera necesitan instrucciones y estamos dando una charla formativa de eso. 

PI: ¿Cuál es la relación que tienen como SCD con los fondos de cultura? 

AS: Ninguna. Lo único que nos vincula es el sano interés de que la música chilena sea cada vez mejor y que haya oportunidades para los músicos chilenos. Como nosotros somos una sociedad de músicos, y sabemos que los músicos requieren financiamiento para sus proyectos, y sabemos que nosotros no somos una entidad que financie, hacemos estos vínculos para que ellos puedan acceder mejor a las plataformas que hay en distintos organismos del estado. Porque están los fondos de cultura, pero también hay fondos de Corfo, de ProChile y otros. 

PI: ¿Qué te parece que la mayoría del financiamiento cultural se realice en base a la concursabilidad?

AS: Yo no creo que nosotros tengamos un mal mecanismo de financiamiento, puede ser que los fondos sean pocos, quizá para la cantidad de postulaciones que hay, pero siempre la modalidad de concurso es la más indicada. 

Y no sólo el financiamiento es el que requiere análisis. Siempre hablamos del financiamiento como el gran problema. Pero resulta que hemos visto, en estos últimos veinte o treinta años, se han financiado montones de centros culturales, teatros fantásticos, con sonido fantástico, y no los ocupa nadie. Las salas están botadas. ¿Por qué? Porque hay un problema de gestión. Hay un problema de que no hay un público educado para asistir a los conciertos. Entre otros. 

Entonces, a veces identificamos los problemas como con plata solamente cuando muchas veces, probablemente, el dinero sea hasta más nocivo en la capacidad propia para salir a levantar los recursos para lo que uno quiere. 

Yo no creo que el estado chileno haga un mal proceso con respecto a esto. Puede ser que sean escasos los recursos. Pensemos que en Estados Unidos el estado no financia nada, es todo aporte de capitales privados, y el capital privado se mueve en la medida de que el artista es capaz de convencerlo de un buen proyecto, o sea igual hay un proceso del artista, que nace del artista, de proponer buenos proyectos. 

Acá, nosotros estamos como en la idea de que a un artista tiene que descubrirlo un mecenas, que alguien tiene que descubrir que él es bueno, que alguien tiene que financiarle su carrera porque es bueno, algo así como el elegido de Dios, el indicado. Y eso es un problema serio, a nivel intelectual, porque genera muchas limitaciones en los músicos, de no salir adelante porque siempre creen que alguien no los ha descubierto. 

Yo me pregunto si en otros rubros, como un mecánico que le interesa enchular autos, o un tatuador, otros rubros, si acaso esas personas están esperando un mecenas o salen a trabajar, en un taller mecánico en las mañanas para comprarse sus herramientas, o salen a hacer otra cosa para poder comprarse los instrumentos para hacer tatuajes. Y van juntando y a través del esfuerzo van logrando desarrollar su empresa. 

El músico debiera ser igual. Entonces lo que pasa es que el músico de pronto se echa esperando que alguien lo descubra. O sea, él toca en su casa. Se escucha a sí mismo. Se encuentra la raja. Cree que es el elegido de los dioses y después está esperando que alguien le diga ‘tú’. 

Hay un problema serio, que no tiene que ver con fondos sino con mentalidad. 

PI: ¿Te parece que como sociedad no apreciamos las artes, en desmedro de otras actividades, como el emprendimiento de negocios o el consumo? 

AS: Hay un problema de audiencias. Y sería digno de investigar casos donde se han ido superando estos problemas. 

Porque el crear audiencias tiene que ver con convencer a tu comunidad de que algo entretenido está pasando, en un centro cultural, en tu comunidad inmediata, en tu cuadra, con la gente que tú puedes invitar a pasar un rato agradable. 

Pero a veces fallamos mucho en la autocrítica y los músicos no tienen una autocrítica hacia lo que hacen. Como que pretenden que a la gente le gusta lo que hacen porque sí no más, porque tampoco hacen una suerte de transacción, porque no les gusta a lo mejor ‘venderse’. Pero a la larga, no se trata de venderse, se trata de encontrar un diálogo. Y un diálogo existe cuando hay dos personas, sino es un monólogo. Y muchos artistas se quedan en el monólogo no más. Porque, al no dialogar, al no decir ‘a lo mejor no soy tan bueno como creo que soy’ o ‘ a lo mejor mis canciones no son tan buenas’, porque en vez de ver que la gente está cantando mi canción, la veo que está conversando con el tipo de al lado. Entonces uno tiene que hacer una autocrítica, y decir ‘pucha a lo mejor esta canción no funciona tanto’. 

PI: ¿Qué mensaje le darías a los músicos y músicas antofagastinos? 

AS: Yo creo que hace falta que se unan en colectivos, que generen instancias colectivas, grupos afines, no sé, los que son de rock, o los que son electrónicos, o los que son de otro estilo, y generen inercias entre ellos, festivales, encuentros, qué se yo. Siempre, de manera colectiva es mucho más fácil golpear puertas en la municipalidad, o incluso en una minera, para generar proyectos que ayuden. 

Porque siento que en Antofagasta los músicos están disgregados, como que no hay una conversación entre ellos. Uno va a Iquique y siente que allí ebulle la música. Uno va a La Serena y también ebulle la música. Y Antofagasta debería ser mucho más que Iquique y La Serena, hay mucha más gente, hay más población, y me imagino que hay más músicos, pero están disgregados. 

Yo insisto que el problema no son las lucas. Ninguno de los artistas que ha hecho cosas importantes en la música, en este país, lo ha hecho con lucas ni con financiamiento. Te estoy hablando de Los Vásquez, de Manuel García, Gepe, la Francisca Valenzuela. Todos ellos no se han hecho con financiamiento de terceros, se han hecho con puro esfuerzo. Y desde regiones. La mayoría de ellos viene de regiones. Los Vásquez vienen de Coyhaique. No me van a decir que Coyhaique es una plaza superior a Antofagasta en términos de escenario, vida nocturna, etc. No. 

Sin embargo, a veces, el esfuerzo personal, la convicción y luego, el tocar en vivo, hacen la diferencia. Muchos músicos no tocan en vivo, se quedan en los garajes, en las salas de ensayo, creyendo que lo que hacen es la raja, y esperando esta suerte de descubrimiento. 

Y no saben efectivamente si lo que hacen siquiera le gusta a sus primos.

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