miércoles, 28 de enero de 2015

Naipes

En Antofagasta el sol nos recuerda que llegó el verano y que aunque los famosos "solmáforos" estén todos malos, debemos asumir que sus rayos UV están en el nivel extremo. Así, muriendo quemada con cada paso, me dispuse a caminar por el paseo de la ciudad buscando una tontería: Un juego de naipes para llevar a la playa. Impresionantemente, no fue fácil de encontrar. Hallé de todo, menos naipes o juegos de mesa, uno que otro dominó. 

Me acordé de mis tardes y noches de verano cuando era niña y la forma en que las disfrutaba junto a mis abuelos y mi madre, esas noches tenían un solo nombre... "CARIOCA" y eran horas de mover cartas para allá y para acá. Mi abuela, que jugaba póker, siempre nos llevaba la ventaja a los demás, hacía algo extraño con las cartas, las miraba, nos miraba y miraba detenidamente lo que "botábamos" y lo que "recojíamos". Que ella ganara era inevitable. 

En El Quisco, si no eran noches de Carioca, eran noches de paseo. Bajábamos con mi madre desde el cerro, hasta la playa y los juegos "Mampato" que ahí estaban y luego de marearme con una que otra cosa que giraba o me dejaba de cabeza, caminábamos recorriendo las ferias artesanales, mientras yo anhelaba crecer pronto para hacerme piercing e ir con mis amigos, sola a veranear o tener algún pinche de verano, pero... ejem... eso no pasó. 

Insisto en el tema de las tradiciones y lo que tiene valor mantener en la vida y en las familias. Hablo de valores, no de costos o precios, valor. Hablo de identidad (nortina, sureña, capitalina, etc) hablo de los recuerdos, de lo que queda, de lo que al pensar, nos saca una lágrima o una sonrisa, hablo de eso que se pierde y que es absorbido por los videojuegos u otras cosas. Recuerdos y valores que quizás los niños de hoy no tendrán mañana. ¿Tus padres están en tus recuerdos de veraneo? ¿tu familia? ¿Estarás en los recuerdos de tus hijos? 

(Y pensar que todo esto empezó porque no encontraba naipes...)

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